Hace miles de años Luzbel, el ángel más bello y querido por Dios, suplico que se le conceda facultades para decidir sobre la felicidad de los hombres; y Dios en su bondad acepto su deseo.
Fue así que Luzbel en una reunión secreta, habiendo reunido una cantidad de ángeles decreto a espaldas de Dios, quitar a los seres humanos su felicidad. Señalando: desde hoy cada hombre y mujer que nace no hallara su felicidad, esconderemos esa felicidad en un lugar donde jamás lo encuentren…
Un arcángel
propuso esconder gran parte de la felicidad ya sea en el fondo del mar o
en el centro de la tierra; y otro ángel interrumpió: ¡No, con la tecnología que
ellos alcancen a futuro, tan pronto lo busquen encontraran su felicidad…
Un ángel
querubín propuso esconder la felicidad en los anillos de Saturno, creyendo que
en ese lugar nunca lo encontrarían, y otro objeto la idea: ¡No, recuerda que
ellos contaran con satélites y naves futuras y es probable que en
cuestión de tiempo hallen la felicidad…
Un ángel
serafín tuvo la idea de esconder gran parte de la felicidad en la estrella más
lejana, y Luzbel reparo, ¡tampoco!, algún día los hombres viajaran a otros
cielos y a otras galaxias, y encontraran su felicidad…
Entonces Luzbel
analizando cada detalle finalmente resolvió: ¡estoy seguro del lugar
donde jamás lo buscaran!, todos se quedaron sorprendidos, y Luzbel prosiguió...“esconderemos
la felicidad dentro de ellos mismos”, lo buscaran afuera en el exterior
incansablemente que nunca la encontraran”.
Y Dios al ver
el daño causado hacia sus criaturas, mas aun al ver que Luzbel, su
ángel preferido a quien amaba se le había revelado, decidió arrojarlo del cielo
al abismo conjuntamente con los demás ángeles de aquella reunión, y desde ese
momento a Luzbel decidió llamarlo "Lucifer"…
(San
Lucas 10 verso 18 - Apocalipsis 12 verso 4, 7, 8 y 9)
Desde entonces así
fue. El hombre pasa la vida entera buscando la felicidad de mil formas, a veces
gastando fortunas, ignorando que la felicidad la llevamos consigo mismo…
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Recuerda Mahogany:
Que la felicidad lo llevamos consigo mismo,
Descansando plácidamente en algún lugar…
Ya sea en las orillas…
O en algún un rincón del corazón…
Y cada uno decide como y cuando ser feliz…
No se busca…
Aflora por si misma…
Cierra tus ojos, respira profundo y esboza una sonrisa…
Imagina viajar dentro de tu mundo interior…
Yendo de frente
habrá un camino no muy largo…
Bajas un poco, subes otro tanto, doblas a tu izquierda...
Y al chocar con
tu hermoso y palpitante
corazón,
Esperando por ti, hallaras la felicidad…
Abrázalo y ayúdalo a salir…
En tu dulce
mirada…
En cada sonrisa…