domingo, 30 de junio de 2019

El Adiós del Joven Viento divino


(Solo para alguien como  yo)



Eran aquellos tiempos del año 1945.

Luego que le diera un beso cálido en los labios de su amada Natsumi,
Aquel joven Yukio,  le  diría mirándole a los ojos que pronto volvería por ella...
Mientras Natsumi,  un año menor que él, como presagiando lo peor,
Sentiria  mucha tristeza por la partida de su amado pretendiente.
Por lo que en esta vez  derramaria  una lagrima por  él…


Yukio solía decir que lo hacía por amor a su Patria, y  por ver a su País libre y próspero…
Más en sus sueños  siempre veía a su amada Natsumi feliz y divina,
Entre el verdor de hermosos valles y rodeada de  flores  de  azucenas…
Y ella escuchando  aquellas  palabras le dijo  que siempre lo  esperaría.

Así se marchó Yukio, sintiendo  que dejaba atrás  lo que más amaba…
Un bello amor  que desde entonces había  ocultado  celosamente.
Y desde lejos  se detuvo para verla por última vez…
Pues en el fondo, él  sabía que  era su último adiós…
Porque a donde iría mañana, sería una misión de ida   sin retorno.

Pero antes de enrolarse a aquella misión,  visitaría por última vez aquella finca  de sus  familiares. 
Aquella  árida tierra  donde alguna vez corretearía con inocencia  de niño.

Y desde ese lugar escribiría una carta a sus seres queridos, como también escribiría su último poema antes de partir. (Tradición venida desde la época de los samuráis, antes de suicidarse por honor).

A la mañana siguiente acudió  al cuartel del ejército imperial donde lo esperaban los altos mandos y todo el contingente para enrolarse a la 72 escuadrilla Shimbu, que partiría con destino hacia los cielos de  Okinawa.

Cuando Yukio hizo su aparición en aquel fortín, fue recibido con todo los honores de ley.

Pues todos los oficiales y soldados le abrían paso elevando los brazos y armas con gestos de optimismo y cierta esperanza.
Aquel joven jamás se imaginó tal recibimiento, lo que condujo a que se pusiera algo nervioso, pero por su expresión se notó  honrado en ese momento.

Luego que Yukio se puso el uniforme de soldado, se juntó con los demás jóvenes pilotos kamikazes  quienes al igual que el, se encontraban emocionados y debidamente preparados para tal misión. Un oficial se acercó a ellos para informarlos  que tendrían  previamente una ceremonia.


Es en ese ínterin de espera, que a Yukio le invadieron muchos recuerdos de su corta vida, lo que motivó a esbozar  cierta nostalgia mezclada con una fibra de temor. Un comandante que a unos metros observaba con orgullo a sus  jóvenes pilotos, se percató de ello.

Pues era natural que todo soldado sintiera esa sensación. Hasta en los soldados más veteranos  sucedía ese temor; más aún cuando se trataba del  más joven de los pilotos kamikazes, pues  recientemente Yukio acababa de cumplir los 17 años de edad.


                             

Pero aquel comandante no tuvo mejor idea de prestar por un momento  su perro cachorro al joven Yukio, a fin de que éste se distraiga y al mismo tiempo se relaje; y cuando  el joven cogió al cachorro animal, su rostro efectivamente cambiaría a un rostro de alegría, lo que hizo que el comandante aprovechara la oportunidad para ordenar a tomarse una foto entre los  jovenes kamikazes.

Al cabo de un momento, se dieron las órdenes para que cada piloto abordara sus  respectivos aviones de combate.
Pero antes de eso, vendría la ceremonia protocolar. Cuando tocó el turno de condecorar a Yukio, se le hizo entrega de una bandera del sol Naciente, una pistola y una cinta. Ofreciéndole  además a probar una  copa de té.

Y al subir a su avión de especial ataque que se le había asignado un Ki-51, justo antes de abordarlo Yukio sacaría de entre su chaqueta  aquel papel arrugado en la que había escrito su último poema.

Fue un   27 de mayo de 1945.
El último poema que Yukio recitaría antes de inmolarse por su País.


Mientras tanto, a pocas  millas de distancia, en una  montaña no muy lejos de  su ciudad. Natsumi, había puesto los ojos fijamente mirando detenidamente sobre el cielo horizonte del mar.


Fueron varias horas que Natsumi, no quitaba sus ojos de aquel intenso cielo celeste, tratando de divisar a lo lejos  a su amado Yukio, pero grande fue su dolor…



De pronto, Natsumi lograría ver en  el  cielo, una llamarada de fuego con destellos de luces blancas, tiñendo de rojo naranja y negro aquella  porción del firmamento.


Momentos en que Natsumi, imaginaria ver entre el fuego y la explosión (derribo de aviones), el rostro de su amado y añorado Yukio…

Aquella vez en que juntando sus fragiles manos y embargada de dolor, derramaría varias lágrimas por él.



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Nota del autor:

Kamikaze o Shimbu: que en Japonés significa Viento divino.

Los Kamikazes fueron jóvenes universitarios que de manera voluntaria ofrendaron sus vidas en defensa de su País. En la segunda guerra mundial  los Japoneses al ver que estaban siendo eliminados sistemáticamente, y antes de rendirse optarian por contrarrestar al adversario lo más que se pueda, a sabiendas  que tal sacrificio  les costaría la vida.  

Lo cierto es, que en los anales de la historia se registra  a un  joven Yukio Arika, de 17 años de edad. El más joven de los Japoneses Kamikazes, sin hablarse mucho de éste. Y que aquella foto tomada  con el cachorro  lo más probable  es que sea de él.
Del sufrimiento de Natsumi, o del romance que tuvo esta jovencita con Yukio, no hay registro de su existencia, ya que el contenido de este breve  relato tan solo  es   imaginación.

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