domingo, 29 de septiembre de 2019

LAS PENAS DEL ALMA


(Solo para alguien como yo)

Este pequeño relato trata de dos almas que se juntaron   después de la muerte…
Así  es,  como  digo…
Y la verdad no sé quién de los dos, se marchó  primero…
Si fue  ella, o  él…
Pero eso poco importa, lo que importa es que ellos se amaron con toda el  alma…
"Y quien ama con el alma, amara hasta después de la muerte".

Entonces comprenderás que,  así como la vida tiene sus cosas,
La muerte también tiene lo suyo…

Pero estas almas antes de irse al más allá,
Quedaron deambulando  por el  mundo…

Y saben que,   ellos pudieron haber hecho  cosas mejores  estando en vida…
Pudieron  haber abierto más el corazón…
Pudiendo haber vivido y amado, con locura y  pasión…

Y  para conocimiento de todos,  eran dos  almas idóneas y  gemelas…
Pues todas las  mañanas solían frecuentar la biblioteca nacional…
Tratando de  leer algunos libros de cuentos…
Pero al final, no lograban su propósito…
Pues eran tan solo dos almas perdidas, 
Por tanto  solo les quedaba  a los libros poderlos contemplar…



Pero habían días,  que alegremente ambos cantaban  al amor…
Y habían  tardes que preferían  recitar  tan solo poemas de amor…
Eran días aquellos maravillosos,
Que de sus  rostros  irradiaban felicidad…

Pero todo eso cambiaba radicalmente, cuando caía la noche…
Cuando la  luna llena  se apoderaba del silencio y la oscuridad…
Cuando aquella hermosa alma de mujer, no lograba conciliar el sueño…
Poniéndose a llorar y llorar…

A mí me embarga de  tristeza sus llantos y lamentos…
De verla  sufrir y padecer…
Y me llenaba de impotencia el no poder hacer nada…
Más aún, cuando se sentaba  sobre su lapida,
refugiándose en los brazos de su amado Morfeo…
A fin de que éste pudiera consolar y mitigar  su dolor…

Ella nunca supo que vigilante de sus pasos siempre  anduve…
Y debo confesar que esta bella alma de mujer, desde que llegó a este valle  frondoso…


Como  vecino suyo, le puse mi total atención…
Pero mi atención fue sigilosa y muy reservada…
Toda vez que aquella tenía a su compañero, a quien mucho amaba…

"El amor está  presente en vida y después de la vida…
En la carne y en el espíritu…
Que es lo último que en nosotros permanece"…

Lo comprobé cuando aquella  pedía  a Dios por sus almas y por su amor…
Cuando la escuchaba pedir que  en vez de penas,  quería  gozo y felicidad…
Pero sobre todo, ella quería encontrar  la paz…
Aquella paz que en vida nunca encontró...

Entonces, porque penas tiene el alma…
Que es preciso resignar…



Ella nunca supo que en sus noches de quebranto…
Mi alma  desvanecía de tristeza...
De no poder ir corriendo hacia ella, 
Y abrazarla y besarla…
Pues desde que vino  a este lugar, 
Me enamoré rotundamente de aquella...

Oh, alma pura y bella, 

Dios quiera que puedas  hallar  la  paz y felicidad...

Yo ruego para que así sea

Y de esta manera al fin,  ella logre  descansar y ser feliz…
Y  así, yo  también poder lograrlo...

En todo caso,  al menos pueda quedarme  tranquilo,

Viendo a distancia, su felicidad. 
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Pues si  lees con detenimiento sabrás entender que, 
quien relata y  escribe estas lineas es  un alma...
aquél alma que amó,  y  seguirá  amando,
con pasión y locura...

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Publicado por primera vez el 16-11-2015

sábado, 31 de agosto de 2019

POR LOS CONFINES DEL MAR


(Solo para alguien como yo)
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Esta es la historia de un joven pescador que de tanto vivir  muy atormentado decidió todas las noches llevar sus tristezas hacia los bordes de la playa donde nadie pudiera verlo llorar. 

Fue así que por espacio de un tiempo empezó a frecuentar los bordes de la playa sentándose sobre el seno de las rocas, donde pudiera  contemplar el grandioso azul oscuro del vasto cielo, como el azul crepúsculo  del inconmesurado mar...

Una noche repentinamente, en medio de la neblina que amedrentaba el entorno de aquella noche fría otoñal el joven pescador  se percató que a escasos  metros  de las rocas en un rincón de la calma marea de las aguas, una bellísima  mujer con una voz  muy sensual  se le presento ante él diciendo que se llamaba Coral.

Aquel joven impresionado e iluminado por la hermosura deslumbrante de aquella mujer sirena se quedó vislumbrado  toda vez que tal beldad  empezaba mágicamente  a curar sus heridas y llenar el vació de su corazón con esperanza y dulzura...

Y desde ese momento, acordaron frecuentarse seguidamente. 
Con el transcurso del tiempo ambos se enamoraron  naciendo entre ellos una  bonita relación   que perduraría con  el tiempo.

Bajo la luz de la luna todas las noches se encontraban.

Aquél,  esperando sentado sobre el filo de las rocas y  ella que asomaba su bellísima figura sobre el arrecife del mar.

Coral, como se llamaba aquella hermosa sirena, era una joven princesa que vivía por los inhóspitos imperios que existían en  las profundidades del mar, pero al margen de todo, era considerada  no solo una bondadosa e inteligente sirena, sino también  “ la más bella entre las sirenas que existían  por los paraísos del mar”. 

Pero un día, por circunstancias  de la vida, aquella  joven sirena llegó a enfermarse, por lo que  dejaria  de acudir  a sus encuentros romanticos con  aquél joven pretendiente.

Mientras éste, sin enterarse  de lo que realmente le sucedía a su amada  sirena, todas las noches como de costumbre  acudía al extremo de la playa para supuestamente encontrarse con aquella.

Mas al no encontrarla, se desesperaba y al viento gritaba su nombre a fin de verla otra vez.

La llamaba  desconsoladamente sin cesar....

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Así, y  ante la desesperación de no  sentir la presencia de su amada sirena, y no resignándose a  perderla, decidió ir hacia la consecución de su amor y felicidad, y pensó:

 “Mañana sirena...
   Bajo el oscuro sereno del firmamento,
   Descenderé hacia  las profundidades de un mundo…
   Por los confines del mar…
   Iré a tu encuentro,
   Hacia donde estés.
   No importa si he de recorrer
   Los inhóspitos cielos del mar;
   En algún lugar yo te hallare “.

Fue así que al día siguiente muy de madrugada,  el joven pescador turbado y cegado ante la locura de un amor apasionado hasta el paroxismo; sumergido locamente por el amor  de aquella bellísima sirena, prescindiendo los peligros que acarrea el mar hacia la muerte, se  lanzó hacia  las heladas aguas hasta descender  hacia las profundidades del océano.

Por  los confines del mar.


Al encontrarse bajo la magnificencia del océano.

El joven iba buceando en busca de su amada princesa.

Buceaba impetuosamente hacia lo desconocido...


Luego de un intervalo de tiempo.

Después del exorbitante esfuerzo desplegado de haber buscado por diversos cauces y llanuras.

Después de haberse desplayado por diversas grietas marinas, se sintió extenuado y enfermo. 

Sus brazos y piernas empezaron a entumecérsele, cuando el aliento se esfumaba, cuando el oxigeno se extinguía, cuando su instinto de conservación se inhibía y la muerte inminente se apropió de aquél.

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Mientras la princesa sirena que convaleciente  se encontraba,  al informarse de la muerte de su amado pretendiente. No dejaba de lamentarse y culparse de lo sucedido por no haber llegado a tiempo en su auxilio. 

Y cuando halló el cadáver de su amado, lo abrazó fuertemente llevandolo a una gruta, ahí suplico a la divina providencia que viniera en su ayuda.

De pronto, cuando La bella Coral seguía llorando incansablemente, aparecieron  unos treinta sirenitos alados entre niñas y niños, algunos montados sobre caballitos de mar, otros que llevaban entre sus manos pequeñas conchitas y coralitos de ungüento. “Eran los angelitos del mar".

Aquellos seres divinos tenían el don y el poder no solo de curar si no también de hacer revivir al ser que moría por una noble causa, o que  por razones de injusticias habían perecido en el mar. 

Y cuando supieron de la desgracia del joven pescador que se había sacrificado  por causa de un  amor,  decidieron hacerlo revivir.

 “Entonces  aquél comprendió que su mundo  ya no sería  el mundo de  tierra seca; sino que desde ese momento le correspondía el mundo de las profundidades del mar”.

Y ambos enamorados,  ante la presencia de la albura  luna, en una fría  noche otoñal, decidieron aventurarse para siempre bajo los inhóspitos cielos de los confines del mar.

Pues aquella hermosa princesa  no solo lo llevaría  a su amado a conocer su reino y fortaleza.

Tambien lo llevó  a conocer  su universo y sus estrellas....

Su mundo, su cielo, su  proeza...

Su paraíso y esplendor...

Llevándolo a vivir  a su lecho,  y  a su hogar.

“Y  por los caminos de quien alguna vez  fuera un infortunado y desdichado hombre,   desde que conoció a la bella Coral, nunca más existió en su camino  el  tormento ni la soledad”.

Así, una vez que ambos llegaron juntos a la cima del amor ...
Fundieron sus almas hasta sellar  sus corazones en uno solo y de por vida, de dicha y  felicidad.

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 Nota del Autor:

Por uno de los  parajes frondosos  que existen bajo las profundidades del oceano...por los  confines del mar, existe una  vislumbrante  y hermosa ciudad llena de luces...(obviamente nunca antes visto).
Y que a raiz de  la  unión entre ambos jovenes enamorados, producto de ese  inmenso  amor naceria una hermosa luz de esperanza; y de esa hermosa luz surgieron  bellísimos  colores como de arco iris, que irradiante de resplandor hicieron  florecer y embelecer  los inhóspitos cielos y campos de las  profundidades del mar”.  

(Extracto de mi cuento: "Por los confines del mar")
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domingo, 30 de junio de 2019

El Adiós del Joven Viento divino


(Solo para alguien como  yo)



Eran aquellos tiempos del año 1945.

Luego que le diera un beso cálido en los labios de su amada Natsumi,
Aquel joven Yukio,  le  diría mirándole a los ojos que pronto volvería por ella...
Mientras Natsumi,  un año menor que él, como presagiando lo peor,
Sentiria  mucha tristeza por la partida de su amado pretendiente.
Por lo que en esta vez  derramaria  una lagrima por  él…


Yukio solía decir que lo hacía por amor a su Patria, y  por ver a su País libre y próspero…
Más en sus sueños  siempre veía a su amada Natsumi feliz y divina,
Entre el verdor de hermosos valles y rodeada de  flores  de  azucenas…
Y ella escuchando  aquellas  palabras le dijo  que siempre lo  esperaría.

Así se marchó Yukio, sintiendo  que dejaba atrás  lo que más amaba…
Un bello amor  que desde entonces había  ocultado  celosamente.
Y desde lejos  se detuvo para verla por última vez…
Pues en el fondo, él  sabía que  era su último adiós…
Porque a donde iría mañana, sería una misión de ida   sin retorno.

Pero antes de enrolarse a aquella misión,  visitaría por última vez aquella finca  de sus  familiares. 
Aquella  árida tierra  donde alguna vez corretearía con inocencia  de niño.

Y desde ese lugar escribiría una carta a sus seres queridos, como también escribiría su último poema antes de partir. (Tradición venida desde la época de los samuráis, antes de suicidarse por honor).

A la mañana siguiente acudió  al cuartel del ejército imperial donde lo esperaban los altos mandos y todo el contingente para enrolarse a la 72 escuadrilla Shimbu, que partiría con destino hacia los cielos de  Okinawa.

Cuando Yukio hizo su aparición en aquel fortín, fue recibido con todo los honores de ley.

Pues todos los oficiales y soldados le abrían paso elevando los brazos y armas con gestos de optimismo y cierta esperanza.
Aquel joven jamás se imaginó tal recibimiento, lo que condujo a que se pusiera algo nervioso, pero por su expresión se notó  honrado en ese momento.

Luego que Yukio se puso el uniforme de soldado, se juntó con los demás jóvenes pilotos kamikazes  quienes al igual que el, se encontraban emocionados y debidamente preparados para tal misión. Un oficial se acercó a ellos para informarlos  que tendrían  previamente una ceremonia.


Es en ese ínterin de espera, que a Yukio le invadieron muchos recuerdos de su corta vida, lo que motivó a esbozar  cierta nostalgia mezclada con una fibra de temor. Un comandante que a unos metros observaba con orgullo a sus  jóvenes pilotos, se percató de ello.

Pues era natural que todo soldado sintiera esa sensación. Hasta en los soldados más veteranos  sucedía ese temor; más aún cuando se trataba del  más joven de los pilotos kamikazes, pues  recientemente Yukio acababa de cumplir los 17 años de edad.


                             

Pero aquel comandante no tuvo mejor idea de prestar por un momento  su perro cachorro al joven Yukio, a fin de que éste se distraiga y al mismo tiempo se relaje; y cuando  el joven cogió al cachorro animal, su rostro efectivamente cambiaría a un rostro de alegría, lo que hizo que el comandante aprovechara la oportunidad para ordenar a tomarse una foto entre los  jovenes kamikazes.

Al cabo de un momento, se dieron las órdenes para que cada piloto abordara sus  respectivos aviones de combate.
Pero antes de eso, vendría la ceremonia protocolar. Cuando tocó el turno de condecorar a Yukio, se le hizo entrega de una bandera del sol Naciente, una pistola y una cinta. Ofreciéndole  además a probar una  copa de té.

Y al subir a su avión de especial ataque que se le había asignado un Ki-51, justo antes de abordarlo Yukio sacaría de entre su chaqueta  aquel papel arrugado en la que había escrito su último poema.

Fue un   27 de mayo de 1945.
El último poema que Yukio recitaría antes de inmolarse por su País.


Mientras tanto, a pocas  millas de distancia, en una  montaña no muy lejos de  su ciudad. Natsumi, había puesto los ojos fijamente mirando detenidamente sobre el cielo horizonte del mar.


Fueron varias horas que Natsumi, no quitaba sus ojos de aquel intenso cielo celeste, tratando de divisar a lo lejos  a su amado Yukio, pero grande fue su dolor…



De pronto, Natsumi lograría ver en  el  cielo, una llamarada de fuego con destellos de luces blancas, tiñendo de rojo naranja y negro aquella  porción del firmamento.


Momentos en que Natsumi, imaginaria ver entre el fuego y la explosión (derribo de aviones), el rostro de su amado y añorado Yukio…

Aquella vez en que juntando sus fragiles manos y embargada de dolor, derramaría varias lágrimas por él.



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Nota del autor:

Kamikaze o Shimbu: que en Japonés significa Viento divino.

Los Kamikazes fueron jóvenes universitarios que de manera voluntaria ofrendaron sus vidas en defensa de su País. En la segunda guerra mundial  los Japoneses al ver que estaban siendo eliminados sistemáticamente, y antes de rendirse optarian por contrarrestar al adversario lo más que se pueda, a sabiendas  que tal sacrificio  les costaría la vida.  

Lo cierto es, que en los anales de la historia se registra  a un  joven Yukio Arika, de 17 años de edad. El más joven de los Japoneses Kamikazes, sin hablarse mucho de éste. Y que aquella foto tomada  con el cachorro  lo más probable  es que sea de él.
Del sufrimiento de Natsumi, o del romance que tuvo esta jovencita con Yukio, no hay registro de su existencia, ya que el contenido de este breve  relato tan solo  es   imaginación.

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jueves, 30 de mayo de 2019

MIRANDO EL MUNDO

(Solo para alguien como yo)
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Un día soñé  que podía mirar el mundo,
Desde el espacio exterior...
Era  hermoso,  color verde y  azulado...
Un mundo paradisíaco de purpura belleza...


Y  cada vez  que iba descendiendo...
Aproximándome  a  la  tierra...
El mundo y su tono de color iban cambiando...
Tornándose  de un  color  gris... 

Muy  convulsionado  y desolador...
Con  truenos, tempestades   vientos huracanados...

En mi sueño, yo había despertado...                              
Y  el  mundo  estaba plagado de  injusticia  y maldad...
Donde  reinaba el  odio, el egoísmo, 
La hipocresía y la indiferencia... 


En aquél sueño,  
Yo me veía llorando de impotencia... 
PORQUE  LAS  GUERRAS  INTERMINABLES... 
                       
Y en  medio  del  llanto    la desolación...
Habían  quienes celebraban  y disfrutaban,
 otros que  lucraban a  costa  del sufrimiento y el dolor...


Sin embargo, a  pesar de  todo...
De la miseria, el caos y la frustración... 
Existían  corazones valientes y generosos...
Sacrificándose  por los más débiles y necesitados…
Aquellos que daban la vida...


Por  causas  nobles  y justas...
Y aunque  eran  pocos, "los habían"...
Aquellos que como  ángeles guerreros,

Llevaban  banderas blancas,
Sembrando semillas de paz,   lazos de amor…


Siento que  a pesar de todo,  la vida es  hermosa…    
Y  el  mundo  también…

En  mi sueño, veo  una  luz  vislumbrante...  

Y  otra vez  quedo  dormido…
Pero  con la  fe  y esperanza,  

Que   próximamente  soñaré,
Con algo  muy  bello y diferente….

Donde  quede  maravillado,  
A la hora de  despertar  realmente…
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La Niña de Vietnam, Pham Kim Phuc, de nueve años de edad fue quemada por las  llamas un 8 de junio de 1972, cuando un avión de Los EE.UU bombardeo la población de Napal. Ella desnuda en su desesperación  atinaba a correr cuando sus ropas ya habían sido consumidas por el fuego. De milagro sobrevivió pero fue sometida a 17 operaciones de injertos de piel. En la segunda imagen se puede apreciar la profundidad del dolor y sufrimiento  de Kim, y  de otros niños más, a causa de las guerras…algo que NUNCA DEBIÓ NI DEBERÁ DE  REPETIRSE. 
Lamentablemente, guerras y conflictos existen hasta el día de hoy, y aunque cada una de ellas suela ser de  diferente intensidad o magnitud,  aún continúan  produciéndose  en algunas partes del mundo.
Pham, esta casada con dos hijos y reside en Canadá. Preside la Fundación Kim Phuc, que ayuda a los niños victimas de la guerras  y es embajadora de la UNESCO.
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Publicado: 31-10-2012

martes, 30 de abril de 2019

LA PRINCESA DE VESTIDO BLANCO

Y desde el día que esa hermosa princesa partió,  
un niño tristemente enamorado  se quedó.
Aquel quien  cada tarde la aguardaba y  la  soñaba…

(Por primera vez esta publicación)
(Solo para alguien como yo)
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Un día como encanto y para nunca olvidar apareció  una niña muy bella. Por su apariencia  se trataba de una niña extranjera  o  de un lugar exclusivo de la capital. Aquella niña de belleza peregrina, que llamaría la atención en los pobladores, sobre todo en los niños, especialmente de quienes estudiaban en aquella escuela, que no cesaban de mirar con sumo detenimiento a  la  forastera.

Cuando todos los niños de la escuela se retiraban y el patio con su exuberante jardín quedaba vacío, aquélla vestida de blanco como jugando solía danzar dando vueltas con ciertos ejercicios ritmados con los brazos extendidos hacia el cielo, al principio todo eso parecía extraño, sin embargo, a medida que fueron pasando los días y los meses aquellas piruetas  resultaron ser familiares. 
  
Bajo una tarde luminosa de sol, apareció un niño que escondido entre  los arbustos observaba beneplácito y atentamente los movimientos inusuales de aquella encantadora niña vestida de blanco. Se trataba de Romell, un pastorcito que vivía a dos kilómetros de la escuela, y que cierto día cuando cotidianamente llevaba su rebaño hacia la ribera que quedaba muy cerca de la escuela, quedó impresionado y maravillado al ver la hermosura singular de aquélla forastera. Aquél pastorcito que por infortunio de la vida trabajaba arduamente  y desde que conoció a la niña vestida de blanco decidió cambiar de rutina; que era pastorear menos  para que pueda tener tiempo de  ir  en busca de aquella.

La primera niña que cautivaría su corazón.
La primera niña de quien se enamoró.

Para el pastorcito Romell, observar cada actitud y detalle de aquella era su mundo  y fantasía, oh, cielos cuanto se enamoro y como lo amaba, que obsesionado a cada instante la imaginaba:

        “ Con los rayos del sol
llegaste a mi vida agobiada
vislumbrante luz de amor
que cautivó mi  corazón.

Tras el cristal de la mampara ( los umbrales )
Voy observando tu juego
Al compás de la tarde enamorada.

Tu ballet,
Al son del viento
Por el jardín de flores de alborada.

Hacia el cielo tus manos  elevabas
Niña de rostro angelical
Ojos de mares azules
Coquetos ante la mirada del sol.

Y tus labios besaban las nubes
Alburas nubes de algodón
Mientras el mundo giraba contigo
Extasiado de emoción.

Y en tu camino recogías lindas flores
Que a  tu pecho abrigabas con candor
Por el fresco aroma de los valles 
Que se confundían 
Con el ramillete de tu corazón.

En una tarde de primavera
Yo un  niño  pobre  solitario  y  afligido
Cautivado al ver tu mundo de fantasía
Pedí   hacerte  compañía.

Carita  alegre de ensueños
De cabellos dorados como el sol;
De tus manos nobles y jubilosas
Aceptaste  incluirme   en tu juego.

Y bajo un cielo celeste  intenso
Ambos nos  volcamos  en sumo juego
Niña de flor  inocencia,
Tomando  mi mano abriste tu corazón.

                             Ella era una hermosa princesa!
                             que zigzagueaba al danzar...
                             Yo  un pastorcito  rebosante de felicidad...

Y en la exuberancia del universo
Al tiempo lo entreteníamos
Al viento lo divertíamos.

Niña que naciste para volar...
Niño que soñaste  el cielo tocar.

El mundo se enamoró de aquella  niña...
Y  el pastorcito también,
Que embelesados de  tanta  belleza
Giraban  y giraban  de emoción.

Pero un día.
El cielo azul se encapotó de plomo
Y enceguecido de celos
El astro Rey se marchó sin anunciar
Sin su adiós...
Ocultándose en el ocaso
Dejándome  en  la soledad.

Desde entonces,
Del amor y la alegría quedó solo a cenizas...
Solo hubo  desdicha y fatalidad.
Niña que con tu juego bondadoso
Diste   sentido  a mi  vida...
Niña que partiste  hacia  la  eternidad.

Hoy.
Que observando y saboreando
La amarga condena,
Tu recuerdo en la ausencia...
Tú partida...
Te llevaste  en  vuelo y bajo tus alas…
Mi ensueño, mi aliento, mi  vida...

Princesa  de vestido  blanco...

¿te volveré a ver?

Si algún día volvieras...
Ese día  feliz  seré.

Feliz seré...

Pero siempre,
Pendiente en tu juego estaré.
                            Estaré...

Tras el cristal de la mampara
Al compás de la tarde enamorada".

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Un día de víspera de verano, el Pastorcito  se enteró que preparaban para la niña un largo viaje. 

Que la llevarían a una gran ciudad de extensas carreteras pavimentadas, donde circulaban autos de última generación, donde con el avance de la ciencia y la tecnología uno podía contemplar panorámicamente el mundo y su naturaleza a través de la computadora-internet.

“Aquélla ciudad dorada...
Más allá de las costas...
Junto a las orillas del mar”.

Sin embrago, el pastorcito Romell continuó frecuentando el lugar aguardando la presencia de su amor platónico  todos los días…

Fueron pasando las semanas y los meses y el pastorcito aún esperaba el retorno de su entrañable princesa, desencajado apenado e impotente de no poder hacer nada, pues todas las tardes sobre el cerrito verde que daba a la escuela se ponía a esperar...

Tanto así fue su espera, que después de un tiempo tomaría la decisión de marcharse hacia la Ciudad en busca de su amor platónico. 

Luego de preparar su bolsa de alpaca, ponerse su chullo (gorro) y un poncho (manto) sobre su ropa raída y un par de yanquis (sandalias de caucho) que tenía guardado para la ocasión. Se despidió  de su madre, de su hato de ovejas, de su caserío y altas punas, para partir rumbo hacia la Ciudad dorada.

Desde aquel entonces del pastorcito Romell,  nunca más se supo nada.
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Han  pasado treinta años...
Y aquel cerrito verde sigue tan intacta como si fuese el día ayer.

En cuyo  paisaje acogedor se respira a hierba fresca  y un clima tibio de paz.

Y cuando se sube por la escarpada hasta llegar a su límite verdor se logra apreciar  la hermosa escuela...
donde una vez solía  danzar una  bella princesa vestida de blanco... 

Y desde el día que esa hermosa princesa partió,  
un niño tristemente enamorado  se quedó.

Aquel quien  cada tarde la aguardaba y  la  soñaba…

Cada mañana en el centro de aquel  hermoso jardín,
Cuando de sus flores salían trinos de jilgueros que subían a una gruta,  vibraban alrededor de ella y volaban a mezclarse con las alegres vocecitas de los niños que jugaban desde el interior de aquella  hermosa  y entrañable escuela...


Ha  pasado tanto tiempo...


Que a través del tiempo y la distancia, aun continúan latentes los recuerdos...
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(Una parte de mi cuento: Nacer, volar y morir)
(Publicado el 23-12-18)